jueves, 1 de junio de 2017

CONSTANTA

A las 07:30 establecimos nuestro primer récord del día, Juanito montado en una bicicleta con todo recogido.
La primera etapa de montaña del día anterior nos dejó las piernas maltrechas y los primeros kilómetros de sube y baja fueron un suplicio. 6 kms/h cuesta arriba, con todo metido y las piernas en llamas. Cuesta abajo, a peso muerto, velocidad máxima de 23km/h. A este paso los 115 kms de distancia que indicaban los mojones para llegar a Constanta se iban a hacer muy caros, pagados a plazos y con intererés.
No habíamos cenado y no teníamos dinero. El primer objetivo consistía en encontrar un pueblo con banco en este ondulado páramo. Tras dar unos cuantos palos de ciego encontramos un cajero y dónde desayunar tortilla, ensalada y  café.


Detrás de cada loma imaginaba nuestro subconsciente una llanura descendiente hacia el Mar Negro, pero se repetía a cada vez la misma joroba, los mismos resoplidos, los mismos 6 km/h.
Por la mañana, en una recta, un moderno todoterreno, claxonando, invadió progresivamente nuestro carril hasta hacernos parar en el arcén. Con una sonrisa un tipo sacó por la ventanilla dos latas frías tipo Red Bull y nos dio ánimos en inglés. Como si nada arrancó diciendo bye!!
El día era muy caluroso y paramos a menudo a descansar y comprar agua, algún plátano, helados,  chocolate, a modo de revulsivo.



Los kms, con el viento a favor, fueron disminuyendo en los mojones hasta que a unos 30kms de Constanta entramos en una especie de autovía entre pueblos del extrarradio, unidos por su fealdad, por el elevado tráfico y por el calor insoportable.
Prostitutas desdentadas, apostadas en el arcén, enseñaban el culo a los camioneros que pasaban mientras el proxeneta, montado en un imponente Audi  A 8 blanco de lunas tintadas vigilaba por la zona. A su vez, numerosos perros invadían la calzada completamente adormilados, inconscientes, generando situaciones de peligro. En aquel escenario pedaleábamos a tope pegados a la linea del inexistente arcén, atentos a bajarnos fuera del asfalto cuando coincidían dos coches o algún camión. Fue realmente peligroso y muy estresante y no corresponde para nada con el planteamiento de Eurovelo.
En todos los países el recorrido busca en gran medida rutas alejadas del tráfico y de los grandes porcentajes de desnivel, hay indicaciones específicas en cada cruce. Se trata de crear una infraestructura para las bicicletas.
En Rumanía y en Bulgaria no hay absolutamente nada, se circula por carreteras generales y especialmente en la entrada y salida de las ciudades hay tráfico y resulta muy peligroso. Hay un absoluto desprecio hacia el ciclista, no se respetan distancias de seguridad. Su discutible exotismo, a mi juicio, no representa un aliciente suficiente como para hacer esta parte de la Eurovelo 6, al menos en un contexto de vía ciclable.
Por el mundo hay un montón de gente viajando en bicicleta y asumen los riesgos de por donde circulan. Pero en el caso de Eurovelo en Rumanía, por el hecho de ser remoto no es justificable. Es como si por los carriles bicis de la Gipuzkoa profunda se permitiese circular camiones o tractores.
Es una cuestión de respeto y civilización y en el ámbito de la circulación vial los países del Este son mucho más brutos que nosotros y con esto no digo que tengamos el aprobado. Pasan aún muchas desgracias a los ciclistas en las carreteras del Estado Español.
Finalmente conseguimos llegar al centro de Constanta, que se encuentra en el extremo de una larga avenida. Por fin vimos una esquinita de mar.

Rápidamente conseguimos alojarnos en un Ibis junto a la playa y salimos a cenar a un restaurante griego. Nos engañaron como a turistas con la cantidad, con la mitad hubiera sido suficiente, nos clavaron y de la tripada que  me pegué lo devolví todo por la noche.


Esta mañana hemos paseado. Los dolores que desaparecieron montando en la bici y durmiendo en la tienda vuelven a aparecer ahora en el hotel.




Hoy hemos comido en un vegetariano. Hemos bajado a la playa y nos hemos bañado en el Mar Negro. Juanito sigue allí, en la toalla. Adivináis qué está haciendo?




3 comentarios:

  1. Bueno, pues ya está; prueba superada. Enhorabuena por llegar a destino sin grandes problemas mecánicos, ni de salud, ni con la gente o el entorno... al final, eso es lo que cuenta. Ahora "sólo" os queda volver...

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  2. Gracias Wences. La gente es impecable, cordial, encantadora. El recorrido es técnicamente fácil, lo está haciendo mucha gente cada día. El único gran pero que le pongo es las zonas donde hay que convivir con el tráfico.

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  3. Enhorabuena campeones!!
    Es una pena, pero tienes toda la razón, el tráfico es muy peligroso en esta zona. Para mi Rumania ha sido de lo peor en cuanto al peligro en la carretera, sobre todo en la zona de Transilvania donde tuvimos que tomar autobús y tren para evitar que nos mataran. Bueno, ahora estoy en Ucrania y tampoco se diferencia mucho, lo bueno es que fuera de las ciudades no hay tanto tráfico.
    Saludos

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