sábado, 13 de mayo de 2017

SOLTAR AMARRAS


Soltar amarras tiene un significado inconsciente incontestable. A esto ahora también le llaman salir de la zona de confort, aunque tal vez sea en muchas ocasiones la de alcanfor.

Por un lado está el sol y la brisa en la cara. La imaginación, ávida, se deja inundar por sugerencias desconocidas. En el horizonte está tendida la mano de las tentaciones, la del descubrimiento, incluso la de la conquista.
Por detrás queda la tierra firme de la memoria, de los recuerdos, el regazo olvidado, el olor de la chimenea, el abrazo que despreciamos. Y sin él no sabemos ser nadie...

La milenaria miseria humana se retuerce en una dualidad, la del temor y el deseo, la del ultérrimo miedo a morir y el desenfreno del Perfume de Süskind, (el del volquete de putas para los del Marca).
La virtud según algunas tradiciones pudiera conducirnos fuera del paradigma lineal del tiempo-espacio. San Agustín intuyó que el universo no nació en el tiempo, sino con el tiempo, que el tiempo y el universo surgieron a la vez. Los Vedas afirman que hay un ámbito no dual que pudiera ser experimentado como la Libertad.
Por el contrario, la virtud enfocada desde la doctrina ha esclavizado y martirizado a los hombres y mujeres durante la historia.

¿Y en qué punto transito yo?.

El lunes 15 de mayo, a las 15:30 horas zarparemos mi amigo Juan y yo desde la estación de autobuses de Bilbao.
El comienzo de nuestra ruta en bicicleta está situado en uno de los márgenes del río Danubio, en Budapest. La línea de autobuses que va con destino a Botosani en Moldavia  pasa cerca de la capital húngara pero no hace parada hasta la ciudad Rumana de Arad, a 260 kms de distancia.
Avanzar tantos kilómetros en una dirección equivocada es una sanción muy dura para una bicicleta por lo que trataremos de convencer al chófer de que nos deje en alguna gasolinera en las afueras de Budapest.

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