viernes, 19 de mayo de 2017

MENUDO ZARRIO


Es viernes y son las 5 de la mañana, me incorporo en el interior de la tienda para escribir estas líneas. Aquí amanece muy pronto, ya es muy de día.
Anoche pedaleamos entre campos cultivados para plantar las tiendas tras cenar en un restaurante de Mohàcs, una localidad a la que llegamos después de cruzar el río en una barcaza.


Ayer partimos de Ordas a las a las 9 de la mañana. Está haciendo un tiempo espléndido y es una suerte pedalear entre verdes campos rodeados de árboles. El terreno suele ser asfaltado y hay tramos sobre caminos, casi siempre alejados de las carreteras, salvo cuando atravesamos algún pueblito.
Ayer el viento del SW, aunque muy ligero, no estaba a nuestro favor ya que nosotros circulamos hacia el Sur. La media baja y hay que gastar más energía, se resienten las articulaciones. Con la cabeza agachada, como con orejeras, me van llegando reflexiones, filosofo sin pretenderlo.
Es precisamente de la multiplicidad, o de la dualidad de la que hablaba el otro día, de donde se crea el dolor, pues ayer me dolía la rodilla izquierda y hoy ésta duele apenas y es la derecha la que me desasosiega. Si solo existiera en el mundo una gran rodilla dolorida no dolería porque no habría otra con la que compararla. De aquí viene el sufrimiento humano, de la diferenciación.
Dicen que la iluminación es una experiencia obniabarcante en la que los objetos se perciben no diferentes, el perceptor es simultáneamente con lo percibido, es un todo infinito y eterno (aunque son términos condicionados por espacio y tiempo), es lo que denominan en India como Sat, Chit, Ananda. Ser, saber y bienaventuranza. Pero yo, tengo dos rodillas.....
A media mañana me sentí un poco mareado y tuve que practicamente pararme. Al principio me asusté pero las sensaciones iban teniendo más pinta de pajarón que de otra cosa. Comimos una barrita y continuamos muy despacio, yo arrastrándome a rueda de Juanito, tratando de evitar el ligero viento.
Por fín, tras 20 eternos kms, gasté la última bala para llegar a un elegante restaurante cabaña de madera junto al río, ubicado en una reserva donde hay una gran fauna, incluidos nutrias y castores.


Nos pusimos como el tenazas, steak con patatas fritas y papryca, que es un pimiento rojo en ensalada muy bueno. La cerveza húngara es buenísima y nos dimos un homenaje, una degustación de distintas variedades. El dueño aprendió a decir "egun on" y " eskerrik asko". Tras un delicioso postre nos despedimos.


En cuanto me despisto Juanito se pone horizontal. Ya le había cambiado la respiración, lo saqué de un lugar muy profundo y peligroso en la orilla del río.


Juanito montó en la bici todo contento, canturreando unas mierdas que a mi se me pegan y no se me van de la cabeza en toda la tarde. Me pasa en todos los viajes con este gran tipo al que quiero como a un hermano. Gracias Juanito.


A las 7 de la tarde llegamos a una aldeita donde paraban cuatro personajes sacados de la película Acción Mutante ( la única buena de Alex de la Iglesia), solo faltaba el Quimicefa.
En perfecto húngaro, porque no sabían inglés, traté de obtener alguna información de algún lugar donde poder cenar o comprar comida. Nos hablaron de Mohàcs, donde estamos, un pueblo grande a 15 kms al otro lado del río. Son buena gente, uno de ellos nos ofreció dormir en su jardín.
Zarrio es una palabra, creo que inventada por Juan, que utiliza para definir motos, coches o bicis cacharros. Ayer dimos con una bici que tenía 115 años y que va a dar lugar a un espacio zarrio en este blog dedicado a las bicis que vayamos viendo por el camino.

Acaba de llegar un coche con una pareja al lugar donde estamos acampados, el varón no está contento, la conductora ha sonreído ligeramente al comprender con mis gestos que solo hemos dormido y que nos vamos.

Me hace falta una ducha, espero poder dármela hoy en Serbia.

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