jueves, 18 de mayo de 2017

DOWN TO THE RIVER


Hoy es jueves, creo. Me acabo de despertar en el interior de la tienda. Comienza a hacer calor. Los pájaros tienen mucho que decirse junto al río. Son tertulianos de distintas familias, especies, defendiendo su causa; al menos a estos no les compra nadie, no mienten.

La orilla del río rebosa vida. Hay muchos insectos, hormigas, grillos, abejas, escarabajos y mosquitos que no madrugan; se activan como los adolescentes, al atardecer y también pueden llegar a desesperarle a uno.


Ayer, finalmente, tras dos días de tortura en autobús, pedaleamos 120 kms. El recorrido desde Budapest hasta Ordas, el pueblito en el que nos encontramos, es totalmente llano y acompaña la vista al Danubio en muchos tramos. Pedaleamos por carreteras no muy transitadas y por tramos específicos para bicicletas, algunos muy bonitos.




Los pueblos, sin ser preciosos, tienen sus pintorescas iglesias y hay un cierto orden estético, no se ven bodrios. Lo rural conserva los patrones de la función.
El idioma húngaro se me resiste. Ayer sabía decir " dos cervezas" y" gracias", hoy sólo me acuerdo de lo primero. Claro, a fuerza de repetir, se memoriza, como sucede en el sistema educativo que nos dieron....... pero yo sigo siendo gilipollas.
Resulta que el track del recorrido no ha quedado guardado en mi gps. Afortunadamente se lo mandé a Juan y él sí que hizo bien los pasos y podemos guiarnos fácilmente con el suyo.
A mi móvil, desconozco por qué razón, no le apetece enchufarse a las redes WiFi y hay que cambalachear para pasar fotos a la tableta mediante la tarjeta SD. Al final acabo tirando de datos. Jazztel me va a poner una varita a fin de mes. Esto del roaming.......
Con la cocina tampoco he impresionado a Juan. Ayer por la tarde se empeñó en dormir con la tienda junto al río. Siempre encuentra lugares bonitos. Yo me ofrecí para hacer un arroz con setas que venden en Eroski. Me pasé con la sal y olvidé comprar el parmesano. Una auténtica bazofia que fui incapaz de terminar pero que endulzamos con chocolate.



El cuerpo es ese intermediario caprichoso que cobra caro. Tengo una rodilla muy dolorida que me limita al pedalear, no es la que me dolía en el autobús.
Son las 08:00 y Juan se está levantando, estoy asombrado.






Aquí también los jardineros están dotados de armas de destrucción masiva y me están jodiendo la bonita  mañana. Algunos seguro que echan de menos la hoz y el martillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario