domingo, 28 de mayo de 2017

BECHET mais pas SIDNEY

Tiesos de frío, mientras los aldeanos seguían vociferando, bebiendo y fumando en aquel rectángulo a salvo de la lluvia, decidimos pasar al ataque.
La minúscula terraza daba acceso a una tiendita donde compramos una lata grande de alubias con tocino. En 15 minutos el kit de cocina de Juan tenía calientes dos buenos platos que nos supieron a gloria, con  pan, una lata de atún, cerveza Ursus y un café con galletas que sirvió de colofón.
Con menos frío y con la tripa llena el mundo parece otro, y los pensamientos se endulzan, se vuelven menos dañinos.
Decía un monje zen a su discípulo "ESTO TAMBIÉN PASARÁ". La vida es un movimiento continuo de situaciones y conviene no apegarse ni identificarse en exceso tanto con lo bueno como con lo malo de ellas. En ello estamos......
Mientras reflexionaba, entre gritos en rumano,  sobre las palabras del monje, había dejado de llover y entre las nubes se descubría el azul del cielo. Pronto el viento había secado la carretera.



Pedaleamos entre campos y pueblos donde los niños salían a chocarnos la mano y decirnos !Hello!.






Los rumanos que vamos encontrando son joviales y saludan todos a nuestro paso, parecen más expresivos que en Serbia y Hungría, aunque cada uno a su manera han mostrado hospitalidad y calor.


Europa está llena de bicicletas. En las zonas rurales ha sido siempre un elemento indispensable de transporte y de carga que sigue totalmente vigente. Llevan con honor la bicicleta que fue de su bisabuelo, y éstas siguen funcionando y dando servicio tanto para volver cargados con legumbres de los campos como para acercarse a la taberna a ver a los amigos.
Steinbeck describía Mongolia como la tierra de los caballos. Esta zona de Rumanía me parece a mí la Mongolia de Europa, por su exotismo y por los caballos.
En Mongolia los montan y aquí tiran de los carros, con elegancia, trotones de capa rojiza. Carros cargados de niños gitanos, carros seguidos de yeguas atadas, con su potrillo pegado. Enérgica rítmica, percusión metálica hoy,  métrica ancestral.



Ayer por la tarde se nos acabaron las balas en un pueblo llamado Bechet. Casa verde es un hostel decente donde cenamos indecente y desde la cama os escribo.


Hoy continuaremos pedaleando rumbo Este por la llanura rumana que hay en la orilla del Danubio. Juanito resoplando sobre la almohada.

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